Día 47: De Montes Claros a Reinosa. Hora de reanudar

Cuando empecé esta serie ebreña anunciaba que pretendía tejer una trenza con hebras de la historia y la literatura. Ahora, a punto de finalizar el recorrido, se trata de anudarlas y reanudarlas para que quede firme. El entorno de Reinosa viene como anillo al dedo.

la misma silueta del pantano recuerda a un gran nudo

No voy a profundizar en ninguno de los temas; simplemente voy a enunciarlos, para mostrar que, aunque ya se han mostrado varias veces a lo largo del camino, vuelven a aparecer, a veces de forma sorprendente, en este tramo final.

Durante muchos días he visto bajar el Ebro muy crecido, a pesar de la ausencia de lluvias en casi dos meses. Eso ha tirado al traste mi intención de vadearlo en un par de puntos para atajar el camino. Imposible. Si el caudal medio anual unos kilómetros aguas abajo del pantano aguas es de 12 metros cúbicos por segundo, ahora mismo están bajando 40. En este momento el embalse tiene unas entradas muy bajas, no más de 1 o 2 metros cúbicos. Están desembalsando con el fin de que toda la cuenca disponga de el agua acumulada. Esta era la finalidad principal de este embalse y cubre bien su función.

Sorprende ver que a pesar de esa inmensa cantidad de agua que ha ido río abajo este verano, cuando se llega a la altura del pantano, se ve que este no ha bajado mucho de nivel. La razón es evidente. La superficie del pantano es realmente grande: más de 6.000 hectáreas. Sorprende también que la presa es bastante pequeña, de poco mas de veinte metros, es decir como un edificio de seis o siete pisos.

el pantano del Ebro desde las proximidades de la ciudad romana de Julióbriga

¿Cómo una presa tan “bajita” es capaz de inundar una zona tan amplia? El secreto está en que el vaso inundado era muy llano. El desfiladero que de norte a sur da salida al Ebro se basa en rocas duras que al río le cuesta desgastar: aguas arriba las aguas desgastan las colinas más bandas dejando una gran llanura, en espera de que el fondo del cauce se profundice al pasar entre esas montañas. Es el mismo fenómeno que veíamos en Miranda, o en la cuenca media cuando surgió la expresión del “delta interior” (enlace pendiente).

Hay otras muchas historias que se enlazan:

¿El eclipse de 1861? También fue observado por astrónomos ingleses y alemanes desde las montañas de Cantabria.

¿Los ferrocarriles? Tras un tramo en el que su trazado se alejó del río, entre Miranda y Aldea de Ebro, vuelven a aparecer, acompañando con sus puentes y estaciones al curso del río..

restos del foro de Julióbriga

Se podría hablar igualmente de enlaces con los molinos, los regadíos, la industria o las barcas, que hemos encontrado a lo largo de todo el río. También aquí hubo combates y represiones de ambos bandos en la guerra civil como en el bajo Ebro. También hubo algunas incursiones carlistas. Para no alargarnos, voy a añadir otras sorprendentes ligazones entre lo que he visto en este tramo con lo que ya he descrito en otras entradas.

¿Los romanos? Aquí al lado de Reinosa se encuentran las ruinas de Julióbriga, en un altozano próximo al Ebro. No se trata de una ciudad romana más. En su construcción participaron legionarios de la IV Macedonica, acuartelada en las proximidades, como también participaron en la construcción de obras públicas en Zaragoza.

cueva de Bernardo del Carpio en Aguilar

¿La mitología? El Bernardo del Carpio del que hablaba en Calahorra en una curiosa versión de su leyenda, resulta que está supuestamente enterrado en Aguilar de Campoo, fuera del Valle del Ebro, pero tan cerca, a solo media docena de kilómetros de la cuenca ebreña, que nos sirve apara añadir un nudo más.

¿Los temores a la transformación del paisaje y a las enfermedades? Si a mediados del XIX había surgido ese miedo en el delta, con la introducción del cultivo del arroz y la expansión del paludismo (malaria), un temor semejante surgió en el alto Campóo cuando se proyectó la construcción del embalse del Ebro. El movimiento de oposición halló argumentos aparentemente sólidos en que ese embalse aumentaría las poblaciones de mosquitos y consiguientemente la malaria.

Un médico de origen italiano, el doctor Gustavo Pittaluga (1876-1956), especializado en esta enfermedad con la que había trabajado en el Delta, fue llamado para estudiar este riesgo, tranquilizando a la población y las autoridades con un folleto que analizaba y explicaba que ya antes de su construcción, buena parte de los terrenos eran encharcadizos y pantanosos..

la casona de la niña de oro en Reinosa

¿Os acordáis de la historia de los “salmones de Alagón”, aquellos que se pagaban con su peso en oro? Hay que estirar un poco la hebra, pero con ellos también podemos hacer un pequeño nudo. En Reinosa hay un palacio del XVIII, conocido como la casona de la niña de oro. Cuenta la leyenda que su propietario tenía una hija afectada por una grave enfermedad. Su padre prometió ofrecer a la virgen el peso de su hija en oro si se curaba.

LA LECTURA DEL DIA

Poema al río Ebro (????), de Miguel Hernández (1910-1942)

Posiblemente sea este el poema más conocido actualmente de los dedicados al Ebro. Es el seleccionado para mostrar el interés poético del río en un panel junto al nacimiento de Fontibre. Lo he visto incluso en alguno de los ejercicios escolares que se han preparado en EducaMadrid durante el confinamiento.

A los poco amantes de los versos les ruego que no dejen de leer las notas que vienen tras ellos. Hay sorpresas.

«Surco por arado nunca hollado. (otra versión dice “surco infinito”)
Camino de venas
que entre alamedas
vas seguro y opaco.

No te preocupa el tiempo,
como el tiempo
siempre eres distinto
y de tan igual eterno.

Posees el verde
que alimenta y te circunda
y vas a la mar
siempre desnudo y cantando.

Tu nombre no repito,
que me es tan nombrado
en mi alma de chopo
y de ruiseñor enamorado.

A tu mano, caminos ondulas,
meandros dibujas,
sin aperos ni palas
pasas, dejando atrás
raíces y pueblos.

Tu que no conoces las palmeras
en un oasis de llanuras,
bajo de montes
como un coloso te precipitas.

Vas como un arriero
herrero de romerías
crecido de lluvias y copos
y de hojas caídas«.

He buscado el origen de este poema, pues quería ponerle fecha. Me ha llamado la atención que no he encontrado ninguna referencia más allá de esas reproducciones en internet. Parece como si todas las veces que se cita en webs & blogs fueran copia y pega a partir de una o dos inclusiones originales (ya que hay dos versiones del primer verso).

Así, que aún a costa de atrasar la publicación de esta entrada, he ido a una biblioteca a consultar la penúltima edición de la Obra Completa de Miguel Hernández, la de 2010. Algunas de las citas de internet son anteriores a esa fecha.

No he podido encontrarlo en el detallado índice. Extrañado he repasado las 1.500 páginas de poesías y teatro en verso. Dos veces. No he encontrado ni rastro de este poema. ¿Quizás se me ha escapado? ¿Alguien puede ayudarme a encontrarlo?

Me falta revisar la última edición de sus obras completas, de 2017. No la tienen en las bibliotecas públicas de mi ciudad. ¿Alguien me puede ayudar a descubrirlo?

He ojeado también la biografía del poeta. No parece que nunca cruzara el Ebro ni se acercara a él. ¿Quizás se trate de un enlace más en esta trenza fluvial, esta vez con la historia de los cronicones falsificados en el siglo XVI que cuentan la batalla de Cillaperlata?

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